Mente y razón.

Dos pensamientos inconexos, vacíos, y sangrantes... dolorosos de razón y calidez perdida. Caverna maldita colmada de recuerdos de un tiempo ya moribundo, donde las aguas tropicales eran cobijo de criaturas míticas, el abovedado firmamento guardián de inumerables proezas y la tierra ladrona de los susurrantes secretos que cualquier ilustrado podía llegar a concebir.
Cuerpos proporcionados de belleza clásica, bustos ardientes, miradas doradas, labios olímpicos de no carne plástica, narices de cigueña, pestañas escarpadas y orejas de morceña. Aureolados cabellos de pureza cegadora, escudriñantes de nubes encapotadas con lágrimas de los olvidados que perduraron en las mentes de los héroes para la eternidad.

Amor virtual

No me confundo, se que es cierto, es una estupidez…
Soy como un niño pequeño, que a la mínima muestra de cariño se adhiere como si de un parásito tratase, negando cualquier tipo de negatividad, ansiando algo mas profundo. Buscaba tu amistad, buscaba tus respuestas, lo conseguí ¡oh que dicha tan grande pude sentir en aquellos preciosos instantes! Dormía arropado por tu mirada, soñaba despierto con tus caricias, mi talismán eran tus ojos, mi sueño fue besar tu sonrisa, mi deseo suspirar en tu cabello, y poder pensar que tus labios susurraban cada instante tu dicha al poder inundar con calidez la amargura que siempre anidaba en mi corazón, que sentías cada instante a mi lado como una vida entera, y… que por fin habías encontrado la presencia que colmaría tus sentidos.
Lo peor no es saber que estás lejos, que no reconozco el sonido de tu voz, ni la calidez de tu aliento, que nuestra relación no se basa mas que en conversaciones carentes de emoción, susurradas a través de teclas y metales, vacías de todo sentimiento en tu caso… mas en el mío cada vez que me hablas tiembla mi corazón con cada una de tus palabras.
No me confundo, se que es cierto, es una estupidez, pero si, lo admito, me he enamorado de alguien que no conozco en presencia.